sábado, 16 de febrero de 2008

"EL SÍNDROME DEL PERRO DEL HORTELANO"



(de mi correo personal)

Roxanne Chessman (a) "Cuquita", la amante del presidente, se ha convertido en la más importante operadora política de Alan García. Ella, que es muy amiga de Moisés Wolfenson, habría contratado al abogado aprista Humberto Abanto, para que se encargue de la defensa y asesoría del fujimorista director de "La Razón". No por casualidad Abanto trabajó antes en el Tribunal Constitucional y tendría algunas influencias allí. Se trataría de presionar a los miembros del TLC para que modifiquen la contabilidad de la carcelería domiciliaria. Humberto Abanto además, tendría oscuras influencias en los juzgados de Huaral, a través de sus contactos con abogados y jueces apristas. Con razón se aceptó la acción de amparo que pretendía liberar al director del periodicucho mafioso.


Cuquita Chessman además usaría sus encantos en la cama para que el obeso presidente indulte al corrupto Wolfenson y salga a defenderlo públicamente y sería la bisagra entre Alan y el fujimorismo y el nexo con el vocal San Martín. No se explica de otra manera la nueva legislación sobre juicios orales que está proponiendo el presidente, que beneficiaria a la mafia fujimorista. Fuentes cercanas al poder judicial refieren que el aprismo tendría miedo de que se expongan los trapos sucios de Mantilla, y que se evidencien fisuras entre Montesinos y Fujimori durante los juicios públicos. La ingerencia cada vez más creciente de la Chessman y a través de ella del fujimorismo- habría irritado al primer ministro Jorge del Castillo y al secretario General del Apra, Mauricio Mulder. Las agudas fisuras dentro del gabinete, impedirían la conformación de un nuevo gabinete. La moción de censura propuesta por el fujimorismo para bajarse a del Castillo, no sería otra cosa que una hábil maniobra para fisurar aún más al aprismo y forzar una alianza más estrecha con la facción de Alan.


Sin embargo el desenlace es incierto. El 2008 será un año de crisis social, política y económica. Eso de que estamos blindados frente a los vaivenes de la economía internacional es una cojudez, de ese perro mastín del gran capital que es Luis Carranza. El precio del petróleo tarde o temprano tendrá que ser sincerado porque el subsidio de 200 millones cada quince días, es inviable en el mediano plazo.


De otro lado, la Cuquita Chessman habría sido la redactora de ese esperpento llamado "el síndrome del perro del hortelano" que publicó El Comercio el 4 de noviembre para beneplácito de los García Miró y su conglomerado empresarial. Como se sabe ella es economista y es intima amiga del ministro Luis Carranza desde los tiempos de La Católica. Las malas lenguas dicen que hoy la política económica sería un vulgar neoliberalismo incubado en el catre presidencial. Este domingo 26 se publicó la segunda entrega de ese mamarracho ideológico. Más de lo mismo: Privatizar toda la sierra y la selva a precio de huevo y cagándose en los preceptos ambientales. ¿Para qué? Para permitir la cutra y el enriquecimiento de las hordas apristas y del empresariado. ¿Quedó algo de la privatización fujimorista? Nada. Bueno, esto es igualito pero peor, porque arrasarán con la amazonía y las punas, y los expropiados serán las comunidades campesinas y los grupos nativos de la selva. ¿Dónde está Brack Egg por favor? Bien gracias, asesorando a Majaz.


Recordemos además que los casi 50 millones de dólares que fueron donados a los damnificados han desaparecido de las arcas fiscales, y pretenden ser destinados a otros fines por el caradura de Carranza. Eso se llama malversación en cualquier país decente. Pero aquí no. El sufrimiento de los miles de iqueños le importa un carajo a los gobernantes.


El creciente poder de la Chessman debería ser investigado por las autoridades, por la salud de nuestras instituciones. Cada polvo suyo hace polvo al país. ¿No incapacita moralmente al presidente el comercio carnal con esta nueva Mesalina? Y ya es hora también de que Pilar Nores abandone Palacio. Flaco favor le hace usted a la dignidad de las mujeres.

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